Podríamos hablar de fotografía submarina y centrarnos en los peces y especies acuáticas. Podríamos hablar de olas gigantes y surferos atrapados en ellas. Podríamos hablar de la fotografía que hacemos con nuestras desechables de 24 exposiciones o de la nueva gama de cámaras todo terreno cada vez más en alza sobre todo en estas fechas.
Podríamos, pero no lo vamos a hacer, porque hoy nuestro viaje comienza a dos centímetros por debajo de la superficie del agua. Ahí donde nuestro mundo se torna mágico. Al sumergir la cabeza, ya sólo con escuchar otro sonido, nuestra percepción de la vida nos cambia. Damos paso al sosiego, a la lentitud en los movimientos, al suave vaivén de las corrientes bajo las aguas.
Son muchos los fotógrafos que han desarrollado su actividad en el agua consiguiendo imágenes muy atractivas precisamente porque nos presentan un escenario al que muy pocas veces tenemos acceso. No porque no podamos entrar en él, sino porque a veces en nuestras horas de buceo nos centramos más en la búsqueda de peces que en imaginar una vida bañados en agua.
En mi búsqueda por dar a conocer algún autor entrado en años, me topé con la figura de Bruce Mozert que centró su trabajo bajo las aguas en los Cayos de Florida. Con una estética que haría recordar a Esther Williams, sin embargo en la mayoría de los casos, sus fotografías consistían en recrear situaciones cotidianas y deportivas debajo del mar.
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